Hace unos días Javier Solana afirmaba “La UE no es el problema. Es la solución”, en la conferencia celebrada en Madrid para presentar el European Foreign Policy Scorecard 2012. Esta afirmación nos permite reflexionar sobre la manera de enfrentarnos a los retos que nos acechan y que nos conduce a buscar fórmulas para participar de las soluciones no sólo europeas sino globales.
Pero, ¿cómo pueden participar los ciudadanos europeos en esa solución?, ¿cómo podemos colaborar en la construcción de una Europa próspera y solidaria? La respuesta debería ser sencilla, pero no lo es. La imagen de Europa se debilita, especialmente entre los ciudadanos europeos, sin embargo diferentes colectivos confían y se esfuerzan por aportar dinamismo a la consolidación del proyecto europeo, basado en unos valores comunes y en la solidaridad recíproca. Ejemplo de estos esfuerzos son la iniciativa ciudadana Europea, promovida por el Parlamento y que busca una nueva forma de participación pública en la elaboración de políticas de la Unión Europea.